Parece que se está a punto de llegar a un punto de inflexión, en el que está claro que los vehículos de combustión interna irán perdiendo protagonismo progresivamente hasta una hipotética desaparición. Lo que no resulta tan evidente es que alternativas serán las que tengan más desarrollo en un futuro, y mucho menos aún el ritmo al que se irá desplazando al vehículo convencional.